Mensaje del Abuelo Maya, Marzo Yuk Quetzal, Chiapas 2012.
Si
lo creo lo hago, y si lo creemos todos lo podemos hacer todos.
Hoy
estamos en un proceso donde lo individual está trascendiendo hacia lo
colectivo. Tenemos que verdaderamente creerlo para poder crearlo. Tenemos que
ser capaces de afrontar ese reto. Hoy es tiempo de convergencia, donde volvemos
todos juntos a converger en una danza cósmica, en una danza telúrica, desde
todas las formas de pensamiento y creencias poder despojarnos de toda
pretensión, de todos los títulos, de todas esas etiquetas que el ser humano ha
ido adquiriendo, y que sólo han estado alimentando más y más su apariencia, su
ego, entreteniendo y distrayendo su mente y olvidándose del corazón. Cómo
podemos creer, o hacerlo posible, si nos hemos olvidado de la parte más
esencial del ser humano que es el corazón. Nos hemos olvidado que nuestro
corazón está latiendo, está vibrando al unísono con el corazón de la galaxia.
Es
el momento de re-edificar, de re-construir nuestros espacios sagrados, los
espacios del alma, los espacios de la conciencia. Es importante estar
conscientes de que sólo tenemos un planeta.
Es
por eso que sin conciencia no se puede crear. Es por eso que es importante
estar conscientes de que una plataforma se está construyendo, una plataforma
como un referente para poder trascender, una plataforma donde el hombre y la
mujer conscientes puedan dar ese salto cuántico, ese salto multidimensional,
que solamente puede ocurrir dentro de su propio ser.
Preparar
el camino, pero un camino de luz, un camino de unidad, un camino de amor, un
camino de seres verdaderos, un camino con el compromiso de saber que sí
podemos, que somos capaces, como agentes transformadores, de llevar a hacer
realidad esos cambios tan necesarios, tan imprescindibles en estos días, porque
a la violencia no se le puede combatir con la violencia, solamente generando
consciencia de amor y respeto a todas las formas de vida seremos capaces de
contribuir a esa transformación.
Es
tiempo de imaginarnos, de visualizar el nuevo mundo, estamos a las puertas, son
las últimas escasas milésimas del último segundo cósmico, y depende ahora sí de
nosotros si hemos de llevar el barco a buen puerto o ha de naufragar. Yo diría
que la respuesta está en el aire. Y es a través de la decisión que la humanidad
sea capaz de elegir, para bien o para mal, y que esperamos sea para bien, y que
va a hacer para bien. Y si cada vez hay más seres que crean que es posible,
juntos podremos hacerlo realidad. Si lo creemos, lo vamos a hacer.
México
es Espíritu. México es la historia de muchos pueblos, es el lugar sagrado por
excelencia de grandes culturas, de grandes pueblos que desarrollaron bastos
conocimientos. Toda esa historia de la que deberíamos sentirnos verdaderamente
orgullosos, porque son las bases de nuestra identidad. Somos parte de un
mosaico multicultural. México surge del sueño de hombres y mujeres que se
atrevieron a creer que era posible construir un espacio sagrado, un espacio
donde se recreara el conocimiento, un espacio donde se construyeran ciudades,
un espacio donde floreciera las expresiones más altas del pensamiento humano. Y
yo creo que esos hombres y mujeres que se esforzaron al máximo por dejarnos
estos legados ancestrales, hoy se sentirían avergonzados, hoy se sentirían
realmente tristes de ver lo que hemos hecho de México.¿Por qué nos hemos
olvidado de esa grandeza? En dónde dejamos aquellos valores ancestrales, dónde
dejamos aquel conocimiento que nos dignificaba como seres verdaderamente
conscientes.
No
podremos crear nuevas sociedades si los rencores, si los odios siguen
prevaleciendo. Es importante que como hermanos dejemos a un lado las
diferencias raciales, las diferencias de credos, las diferencias de
intolerancia. No vamos a ver sociedades transformadas si no tomamos conciencia
de nuestra identidad cósmica, que va más allá de las identidades culturales.
Las diferencias tienen que quedar atrás.
Hoy
México es una luz de esperanza para el mundo.
Tenemos
que volver nuestros ojos hacia los pueblos originarios para recordar que
podemos activar los códigos. Los códigos de luz, los códigos del amor, los
códigos del conocimiento y los códigos de la creatividad.
Nos
damos cuenta que uniendo recursos, valores, principios sagrados, nos damos
cuenta que contribuimos de esa forma a evitar que nuestro México se desmembre
más de lo que ha estado. Nuestras ceremonias que son de amor, que son de paz,
son de vida. nuestras ceremonias son un canto a la vida. Es nuestra mayor
ofrenda al pueblo de México. Es decirles que las culturas ancestrales están
vivas, y que es un patrimonio de todos los mexicanos. A todos nos gustan los
frijoles, las tortillas, el chocolate, toda la gran variedad gastronómica que
existe en México y no es más que un reflejo de las bondades de nuestra tierra.
Somos inmensamente ricos en recursos, somos inmensamente ricos en cultura,
porqué seguir mendigando culturas ajenas, cuando aquí tenemos todos los
elementos para construir, si nuestros ancestros construyeron pirámides, pues
nosotros podemos seguir construyendo puentes al cielo.
Transcripción
de parte de la entrevista a Marzo Yuk Quetzal del Consejo de Ancianos Maya,
depositario de la visión de los Mayas de otras dimensiones.
Yo_lo_creo_
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