SI APRENDES A AMARTE… HARÁS
MILAGROS!
Hoy, nos hace falta un poco de decir,
más que pensar…
Desde que esta amiga aprendió a
amarse incondicionalmente, su realidad exterior, que refleja con precisión cómo
es su mundo interno, también dejó de imponerle condiciones. Como prueba de
ello, (si pudiéramos verla, ella es muy gordita)… ¡ESTA ELEVADA DEL PISO!
Seguramente puso en marcha,
para su beneficio y para el de los demás, el siguiente círculo virtuoso:
Porque se quiere se siente muy
bien, a gusto consigo misma. A los demás, entonces, les resulta fácil quererla.
Quererse y saberse querida hace
que se sienta plenamente feliz.
Y sentirse plenamente feliz
provoca que, naturalmente, irradie amor hacia los demás y hacia ella misma.
El pequeño ego de la amiga ese que le había
regalado u complejo por estar pasadita de peso quedó muy atrás, ya ni se ve,
esta claramente en un X plano. Paradójicamente, es mucho más útil ahora que
cuando tenía pretensiones de protagonismo excluyente.
Por su expresión, finalmente, podemos adivinar
cuál es el secreto de nuestra amiga: está completamente conforme con ser ella
misma y siente una profunda gratitud por ser quien es, aunque le haya tocado en
suerte ser, en esta vida, gordita…
MI amiga la gordita hizo este ejercicio… se los
dejo:
Me gustaría ser de otra forma. Menos complicada,
más guapa, más lista, más alta y obvio menos gorda!. Me gustaría saber pintar,
esculpir, coser, bordar, cocinar alto gourmet y muchas cosas más y también, no
ser tan enormemente gorda!
Pero no sería yo. Yo soy como soy, y me apruebo.
No espero que los demás me aprueben tal y como soy. Yo me apruebo y si los
demás me aprueban, bien; pero si los demás no me aprueban, es su problema.
Apruebo todas las cosas que hice. Si, tal vez pude
haberlas hecho mejor, de otra forma, no darles importancia o darles más
importancia, Pero hice lo que supe y lo que pude con lo que sabía y con lo que
podía. Por lo tanto, hice lo mejor en cada momento. Y por eso ME APRUEBO.
Cuándo era niña me caí y me hice daño andando en
bici. Hoy, con la experiencia que tengo, no habría caído allí donde caí, pero
tal vez caería en otra parte o me habría hecho más o menos daño. Pero cuando
era niña, yo no sabía que frenar en seco en la bici, podía hacerme caer como me
caí. Desde luego que no apruebo hacerme daño, pero sí apruebo que, con lo que
yo sabía entonces sobre la bici (que no sabía nada) me caí. Fue un error del
que aprendí mucho. Mucho. De este y de otros muchos errores yo aprendí, como
aprendemos todos. Y también tuve aciertos y aprendí de ellos. Todo esto forma
mi experiencia en la vida. Y la apruebo porque forma parte de mí.
También apruebo como soy, así de gordita. No como
me gustaría ser. Me acepto como soy. Que puedo mejorar, ¡ya lo sé! pero con la
experiencia y lo que aprendo día a día, mejoro y me apruebo. Sin
perfeccionismos que solo sirven para anclarnos y paralizarnos. Me apruebo como
soy aquí y ahora, gordita, así es como soy y por eso… ME ACEPTO, ME
APRUEBO Y ME AMO
No crees que deberías repetir esta frase muchas
veces tú?: ME ACEPTO, ME APRUEBO Y ME AMO o en cualquier otro orden el qué mas
te guste y te acomode!
ÉSTA, ÉSTA ES LA FORMULA AMIGAS Y AMIGOS:
ME
ACEPTO, ME APRUEBO Y ME AMO!!!
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