Una palabra basta para que de repente tus
pensamientos vayan tan rápido que creen un vórtice en tu garganta que te hace
imposible respirar. La confusión te invade y no puedes imaginar a dónde
dirigirte desde ahí.
Estos son algunos de los síntomas de la
ansiedad. No es alentador saber que todos han experimentado la ansiedad en
cierto nivel en algún momento de sus vidas. La ansiedad aparece cuando se
enfrentan a un momento decisivo o que puede cambiarles la vida, o quizás cuando
deben tomar una decisión importante. Sienten cómo sus peores miedos se cuelan
en su más íntimo YO, donde se multiplican, incitando a la incertidumbre y la
preocupación sobre algo que puede –o no– llegar a pasar.
El gran filosofo francés Montaigne escribió una
vez: “Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales
nunca sucedieron”. La ansiedad distorsiona las preocupaciones normales y las
magnifica. Nos quedamos atrapados como moscas en telarañas que nosotros mismos
hemos creado, luchando desesperadamente, paralizados sin poder tomar las
acciones necesarias para liberarnos.
El miedo está basado en un peligro conocido,
algo tangible: una bolita que se descubre en un auto examen rutinario del
busto, una bancarrota inminente, un superior que es prepotente, unos tipos
extraños que se suben al transporte, etc. Estos son problemas que saben que son
reales: pueden tocar la bolita, pueden ver la deuda, pueden sentir el abuso del
poder, pueden percibir la maldad en esas caras desconocidas y adustas. Y aunque
los problemas son agobiantes, hay cosas que se pueden hacer, para combatir o
erradicar todo eso. Sin embargo, con ansiedad se sienten angustiados, fuera de
control. Y aunque los presionen, no pueden señalar la causa exacta. Eso
se debe a que la ansiedad no tiene un origen físico, es un desorden que
desconcierta a los médicos y se resiste a la medicina. Los que lo sufren toman
pastillas, tónicos y drogas para lograr un alivio que raramente encuentran.
Sin embargo, a pesar de las connotaciones
negativas asociadas con la palabra ansiedad, la sensación en sí misma puede
crear un efecto verdaderamente positivo en ustedes. Y aunque es algo que desean
no experimentar nunca, se encuentran mejor después de haberlo hecho. La
ansiedad es tanto una abominación terrible como una gran fortuna.
Todo depende de cómo la
mires.
Yo, les sugiero que deben ver la ansiedad bajo
una luz positiva. Creo que se manifiesta para recordarles que no están
realizando su potencial pleno en este mundo, que no están cumpliendo su
propósito. Sólo con el estímulo de una autoevaluación constante, que a menudo
empieza con ansiedad, se esforzaran por estar mejor y lograr el éxito en sus
esfuerzos. De hecho muchos médicos sostienen que un poco de ansiedad es algo
bueno y sugieren que el estrés es una herramienta útil que puede “construir el
carácter, aumentar la creatividad y animarlos a tener mejores resultados”. Con
la ansiedad, experimentan una conciencia más elevada de ustedes mismos. La
ansiedad también los ayuda a responder ante las emergencias.
De ahí la naturaleza paradójica de la ansiedad:
¿Es mala o buena para ustedes? ¿Cómo pueden disminuir los efectos negativos de
la ansiedad y utilizar sus efectos positivos para impulsarnos a estar mejor?
¿Cómo pueden utilizar sus pensamientos ansiosos para ayudarse a lograr sus
objetivos?
Hay un viejo refrán que dice: “El miedo llamó.
La fe respondió. No había nadie”.
Sin embargo, según la conciencia, la ansiedad es
la forma que tiene el Creador de ofrecerte la oportunidad de reconectar con el
UNIVERSO, un llamado para que el espíritu se despierte. A través de la ansiedad
se les alerta de un giro equivocado que han tomado, dándoles así la capacidad
de reorientarse a ustedes mismos en el camino hacia su destino verdadero.
Quizás están demasiado enfocados en los deseos personales o en conseguir fama o
fortuna y están descuidando sus necesidades espirituales y las necesidades de
los demás. La ansiedad les da la oportunidad de dar un paso atrás y mirar
objetivamente sus vidas. Deben examinar sus prioridades emocionales y
espirituales y trabajar activamente para lograrlas. Sólo
entonces podrán experimentar la verdadera paz mental y espiritual.
Consejos para tratar con la ansiedad cuando
aparece:
Ten un diario: escribe
a diario cinco cosas por las cuales crees que debes dar agradecimiento.
Practica actos casuales
de amabilidad.
Reconoce tu increíble
potencial y esfuérzate por maximizarlo cada día.
Saca de tu mente las
preocupaciones ayudando a los demás.
Enfréntate a tus
miedos: no son tan terribles como te imaginas.
Acepta los aspectos
positivos de la ansiedad y utilízalos para mejorar tu vida.
IN LAK ECH
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