La felicidad es la recompensa esperada, y el
camino que conduce a ella, es el mismo para todos ni todas: aprender a amar y
ser amados. No le busquen tres pies a la mesa. Caminos hay muchos, pero sólo
uno los lleva al destino…
Llegan a la vida sin haberlo
pedido. Cada uno se encuentra con una realidad, no siempre agradable, ni fácil
de llevar: un país, una cultura, una familia con unas características, una
identidad, y un proyecto de vida por delante. Unos antes, otros después, son
tocados por el sufrimiento, sea físico sea moral. Se presenta de forma
imprevista, tiene mil rostros diferentes: una amistad traicionada, una
enfermedad dolorosa, un fracaso profesional, el propio carácter difícil de
sobrellevar… pero no hay sufrimiento lo suficientemente grande que logre
arrancar del corazón humano el deseo infinito de ser felices. Por eso, cada día
se emprende la aventura de la vida con la esperanza de alcanzar un pequeño
triunfo. Son seres para triunfar. Y aunque prueban a menudo el sabor amargo de
la derrota, el ser humano anhela ganar. El triunfo es la meta de las acciones
humanas.
Millonarios,
afamados, modelos de belleza, hay muchos, y parece ser que cada vez son más,
pero ¿son todos felices? Sus miradas revelan a menudo frialdad. Si han
triunfado ¿por qué sólo sonríen cuando los ven, y en la soledad guardan
silencio y evitan su misma mirada? Han conquistado triunfos vistosos: la fama,
el poder, el dinero…pero así como son de vistosos, así dejan de vacía la vida,
y el alma seca. ¿Eso es todo en la vida? Si están hechos para triunfar ¿Cuál es
realmente el Triunfo, con mayúsculas, que todos anhelan?
La felicidad es la recompensa
esperada, y el camino que conduce a ella, es el mismo para todos y para todas:
aprender a amar y ser amados. No le busquen tantas patas a las mesas. Caminos
hay muchos, pero sólo uno los hace felices. El amor, fundamentalmente se
ejercita cuando se lucha para que sea el otro quien triunfe, entonces… también
ganas tú. Es el esquema opuesto a cualquier reflexión barata. Ganan ambos, si tú
ayudas a que tu pareja gane, incluso más y mejor que tú, la felicidad la tienes
asegurada.
La humanidad necesita recuperar
la fe en el amor. De tanto venderse uniones pasajeras, divorcio, la eliminación
del que estorba, la sexualidad cerrada a la vida, el placer como meta de la
existencia, la violencia como medio de imposición… los hombres y mujeres de este
tiempo están dejando de creer que el amor existe, que la fidelidad es posible, y
que gana más, quien más ama.
Se triunfa en la vida cuando se
ama. Tienen que creer en el amor para no morir de tristeza. Todos tienen alas para
volar muy alto, aunque les hagan creer que son inútiles para todo. El vuelo se
emprende cuando se apuesta por el bien del otro. No se necesitan actos
heroicos, sino hacer heroico lo cotidiano, amando en lo concreto. Ceder un
asiento en el autobús a alguien más cansado o cansada que tú, sonreír al dar
los buenos días cada mañana en la oficina, en la calle, en el mercado, escuchar
con atención a quien me cuenta sus problemas, invitarle un café a quien tiene
frío, o regalar con agrado el propio tiempo a los seres queridos, para hacer…
lo que ellos quieran. Amar no es complicado. Está al alcance de todos.
Los
medios de comunicación no hablan de toda la realidad, pero existe mucho amor en
el mundo, aunque se venda como noticia sensacionalista. Hay matrimonios
enamorados después de 60 años juntos, hombres que apoyan a su mujer en la
búsqueda de un buen trabajo profesional, mujeres que alaban a su marido cuando
educa a sus hijos, e hijos que se levantan más temprano para que sus padres
encuentren preparado el desayuno.
A veces, sólo se necesita que uno
comience, para que los demás dejen de vivir el esquema de “yo gano si tú
pierdes”, y se decidan a elegir el “yo gano sólo si tú ganas”. Cuando se ama,
se gana siempre y ganan todos. Amar puede ser que no resulte rentable
económicamente, que produzca desgaste físico y emocional, que complique la vida
y les quite tiempo, pero da paz de conciencia, los hace felices, les permite
vivir en un estado habitual de optimismo, dibuja una sonrisa sincera en sus labios
e ilumina la mirada con un brillo nuevo y mágico.
Un
sabio proverbio dicta: “Todo lo que no se da, se pierde”.
Triunfa en la vida, quien cree en
el amor, y se atreve a vivirlo, con todas sus consecuencias.
IN LAK ECH
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