Algunos han dicho que es un don el saber que se esta equivocado(a) y que pueden ser perdonados; pero ¿qué pasa con los que se equivocan y te hacen daño?
Algunas veces deseas castigar a dicha persona, pero quienes salen más castigados son ustedes y para liberarse es necesario renunciar a esos sentimientos dolorosos que no son suyos, sino que son de quien les hizo daño, y hay que dejarlos ir.
Cuándo sucede esto, pregúntate: ¿Qué hubiera yo hecho en lugar de la otra persona que me hizo daño, si yo hubiera estado en la misma situación y circunstancias?
Casi siempre terminarás dándote cuenta que en ese momento, lo que hizo esa persona fue su mejor opción, aunque no para ti, y lo que la otra persona hizo fue sólo protegerse, no fue su intención hacerte daño. ¿Acaso no hiciste sentir tú alguna vez a otra persona de la misma manera?
¿O estarás pensando que tus sentimientos valen más que los de la otra persona?
Y de ahí viene la siguiente reflexión:
Cuando sientes que te han herido, no significa que la otra persona sea mala o en verdad quiera hacerte daño. Simplemente la otra persona no conoce toda tu vida ni tu pasado, igual que tú no conoces el suyo, y no sabe lo que traes guardado en tu corazón vinculado a tu historia personal.
El perdón no se pide, se da… Y la razón más importante para darlo es que te liberas de una gran carga.
¿Qué prefieres? ¿Ser feliz o tener la razón?
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