Perdonar
¡Qué tontos son los humanos! Creen que perdonar a sus "enemigos" es un acto de generosidad. Y lo es, pero más cuando empiezas por ti. Perdonar es una actitud magistral, es absolutamente decisiva para tu salud física y mental. Se olvidan acertadamente que no es inteligente cargar toda la vida con un enemigo a tu espalda. El estatus de "enemigo" le dará muchas oportunidades en tu mente. Aparecerá en momentos inoportunos, en tu hogar, en tu familia, en tu trabajo, en tus sueños... Fomentará multitud de pensamientos ya acciones negativas que se recrearán en tu mente: venganza, envidia, rencor...
Olvídalo, perdónalo. Sé feliz, deja que tu vida transcurra positivamente al margen de pensamientos mezquinos que no deben tener cabida en tu mente. No tengas enemigos.
Imagínate a las personas que te han hecho las cosas peores. ¿Te has detenido a pensar un momento las razones que inducen a proceder así? Quizás tú en su piel hubieras procedido de igual o peor forma. A veces ignoras que detrás de cada persona se esconde una infancia difícil, unas circunstancias personales complicadas... Si tienes la suerte de que la vida te ha premiado con equilibrio, honradez y muchas otras virtudes, esto es una suerte. ¡Siéntete pues feliz y agradecido(a)!
Aprende a perdonar la mezquindad, la envidia, la ira, el engaño, la mentira, la cobardía, la hipocresía, la venganza, el odio, el rencor, el olvido, la desconfianza, la avaricia, la soberbia, el desprecio, el desdeño, la humillación, las críticas... En realidad son carencias, manifestaciones de una persona que nos duelen, pero que quizás deberías compadecer, más que reprochar. Recuerda y nunca olvides aquel refrán español sobre el mezquino "Quien no da lo que vale, no toma lo que desea”.
¿Cabe mayor perdón? Son los fuertes lo que perdonan, en vez de recriminar o acusar hasta hacer del agravio o el daño el cultivo de la enemistad y el rencor.
El significado de la palabra perdonar es sagrado en muchas religiones. ¿Por qué les cuesta trabajo perdonar insignificancias, pequeños enfados...? ¿Por qué van alimentando el desprecio, los pensamientos negativos...?
Si no puedes perdonar a una persona, el problema está en ti. Serás tú quien pagará el costo. Si tienes un pensamiento negativo sobre un enemigo piensa en lo que ocurre: ¿enfado, malhumor, frustración, ira, venganza, recreo mental de las situaciones que desencadenaron la enemistad..? A veces esto dura durante años y el sujeto es un familiar, un íntimo amigo... Si grave fue la ofensa, el daño... peor será el protagonismo negativo que tu le darás en tu YO, y en tus pensamientos durante toda tu vida...
El arte de perdonar: empezar por la empatia
Piensa que lo que más desconcertará a tu enemigo es tu perdón. Si algunas veces te han perdonado sin merecerlo, tu "enemigo" se ha puesto inmediatamente por encima de ti. Incluso, probablemente te ha hecho sentir culpable y has pensado en él como una persona que se ha situado por encima de pensamientos mezquinos y cuya actitud lo lleva ante tus ojos a una altura de miras que sin duda te desconcierta.
Practica el perdón. Hay que empezar a trabajarlo poco a poco. Piensa en el problema. Practica la empatía. La empatía es el esfuerzo que realizas para reconocer y comprender los sentimientos y actitudes de las personas, así como las circunstancias que los afectan en un momento determinado. Es ver con los ojos de la otra persona el problema. Este será un gran paso en el arte de perdonar.
Si perdonas de forma sincera, habrás dado un paso de gigantes en el objetivo de pensar en bien y para tu bien. Practicar el perdón es de sabios.
Y recuerda: a más grande perdón, más satisfacción y tranquilidad sentirás en tu cuerpo y mente.
Actividades propuestas:
Primer día: Practicar la empatía. Pensar en las razones o puntos de vista de los "enemigos"
Segundo día: Reflexionar con personas amigas, familiares de "buen juicio".
Tercer día: dar algún paso para perdonar. Empezar por lo más fácil. Y continuar hasta despedir de la catálogo de tu mente a todos tus enemigos ¡fuera!
El perdón gratifica y te hace grande, practícalo y me darás la razón.
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