miércoles, 26 de octubre de 2011

Hablando del perdón… PARA QUE TÚ Y TU PAREJA SEAN FELICES...


Bueno, son solo algunos consejos para disfrutar de una relación de pareja estable y feliz… que espero sirvan, por favor!

No culpar a la otra persona por cómo te sientes: debes hacerte cargo de tus propias emociones, en lugar de responsabilizar a tu pareja. Y no deberías confundir sus emociones con las tuyas. Por ejemplo, si tu pareja llega a casa y te grita por una tontería porque viene con estrés del trabajo, tu primera respuesta suele ser tomártelo como algo personal y sentirte en agravio. En lugar de eso, un poco de empatía (
La empatía es una destreza básica de la comunicación interpersonal, ella
permite un entendimiento sólido entre dos personas
) y una simple pregunta, como “¿todo bien?”, pueden evitar una discusión.

No intentar cambiar a la otra persona
: cuando intentas cambiar a alguien juegas al juego “si tan solo fuera...”. Por ejemplo, “si tan solo fuera más ordenado/más sociable/menos quejitas/más generoso, mi relación sería fabulosa”. Pero no puedes cambiar a la otra persona. Tan solo puedes cambiar tus respuestas y comportamientos. Eso no te hace más débil, ni significa que no puedas pedir lo que quieres o necesitas. Claro que puedes, pero como adultos, no como niños. Los niños se quejan, los adultos se explican.

No utilizar la palabra ‘TÚ’, sino la palabra ‘YO’: debes hacerte cargo de tus propios sentimientos, diciendo “Yo me siento así cuando haces eso”, en lugar de “Tú hiciste eso y me hiciste sentir así”. Por ejemplo, si tu pareja no colabora en las tareas de la choza… jijijijiji, perdón, la casa, en lugar de quejarte de que nunca te ayuda puedes explicarle que te gustaría que ayudara más.

Eliminar las palabras ‘nunca’ y ‘siempre’: pues siempre son acusatorias, como cuando dices: “nunca terminas de lavar los platos” o “siempre te olvidas de mi cumpleaños”. Si además señalas con el dedo te habrás adentrado definitivamente en el territorio de las culpas. Junto con las culpas vienen las críticas y algo estrechamente relacionado con ellas: el desprecio; un veneno para una relación. Cuando hay puntos que se resisten y parece que no se van a resolver, hay que apelar a la naturaleza buena de la otra persona. Por ejemplo, es más probable que consigas regalos y rosas con la frase: “Me gustaría que te acordaras de mi cumpleaños, realmente me molesta cuando no lo haces”; que con comentarios sarcásticos acerca de su memoria selectiva; del mismo modo que con comentarios despectivos acerca de lo fabuloso que sería que los platos se lavaran solos, pero no, es mucho más probable que acabes con el fregadero lleno de platos sucios, si no los lavan, y claro que pueden hacerlo entre dos y divertirse un rato no?

No ponerse a la defensiva:
es simplemente otra forma de culpar a la otra persona. Por ejemplo, si dices: “no es culpa mía” implícitamente estas diciendo que “es suya”. Intentar ver el punto de vista de la otra persona no es retroceder, es avanzar; no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. Hace falta generosidad para ponerte en la piel del otro (ves?... aquí también entra aquello del perdón, si todo tiene una liga, de verdad, de verdad. Bueno prosigamos), y si las relaciones prosperan con cada gesto, conviene alejar de la situación tus sentimientos personales y mostrar generosidad, que nada cuesta mostrarla y es tan hermosamente bella verla en la pareja…

No incomodarse o dar evasivas
: los hombres, género masculino… son especialmente buenos en esto; por lo general con el pretexto de “estar manteniendo la cabeza gacha”. El silencio puede ser una forma de castigo (tan hostil, a su manera, como un escándalo de ira) y el rechazo a entablar una conversación hace imposible una reconciliación, y de eso se que para que les cuento verdad?

No alargar las discusiones
: aprender a aceptar una disculpa, y a disculparse, no necesariamente por la acción (a veces tienen motivos para estar metidos en el enojo), sino por la situación: “Siento que hayamos tenido una disputa tan estúpida”… ¡A qué mágica frase!... (Te recomiendo la pongas en práctica)

No hacer presunciones sobre el comportamiento de otras personas
: ¿cómo puedes aprender a no hacer esto? Frenándote y haciéndote unas preguntas sencillas: “¿Cómo sé si eso es realmente cierto? ¿Estoy dramatizando cual actor griego la situación?”. Por ejemplo, puedes dar por hecho que alguien llega tarde por que así es, así es… Pero inmediatamente se piensa “Claro, llega tarde porque no le importo”, cuando en realidad puede haber llegado tarde por innumerables motivos que no tienen nada que ver contigo. Otras formas de lectura de la mente incluyen esperar que la otra persona cumpla tus deseos y necesidades sin dejárselas claras; esto se basa en otra presunción: “Si me quiere, debería saber”. Sin embargo, nadie, por mucha intimidad que tengan, es clarividente…. (Eso sólo los magos jijijijijiji)

No ser controlador(a): Tu pareja puede cocinar mal, mal, mal… fatal, pero interferir continuamente no va a hacer que lo haga mejor. Las personas son imperfectas, incluso las que amas, y el control es una forma de juego sucio. Si pones a alguien en un altar, lo más seguro (EN VERDAD SEGURO) es que se caiga. Una estrategia a la que suelen recurrir las parejas es retirar el afecto o negarse a practicar la intimidad, pero quien sale mal parado realmente de ese juego es la relación, ya que ambas personas se alejan aún más. Otra estrategia es hacerse la víctima. La frase “solo intentaba ayudar” es una forma manipuladora y sutil de control y aunque MUY SUTIL… no es buena CLARO QUE NO LO ES!

Tener buenos modales:
no en el sentido de fría cortesía (que junto con el desprecio puede hacer tanto daño como insultar abiertamente), sino en cuanto a tratar a tu pareja como a tus mejores amigos o amigas: con respeto, cariño y tolerancia. Lo que más llama la atención de los amigos con una buena relación de pareja, es que ambos se tratan con consideración. No es fácil, pero hay que intentarlo. Y es que cuando hay buena voluntad siempre hay una vía… o no?

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