miércoles, 19 de octubre de 2011

LA PRUDENCIA



PRUDENCIA: La prudencia es una virtud de la razón, no especulativa, sino práctica: la cual es un juicio, pero ordenado a una acción concreta.
La prudencia ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir las palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia. La prudencia en su forma activa es un puntal para actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida.
La prudencia es la virtud que permite abrir la puerta para la realización de las otras virtudes y las encamina hacia el fin del ser humano, hacia su progreso interior.
La prudencia es tan discreta que pasa inadvertida ante nuestros ojos. Nos admiramos de las personas que habitualmente toman decisiones acertadas, dando la impresión de jamás equivocarse; sacan adelante y con éxito todo lo que se proponen; conservan la calma aún en las situaciones más difíciles, percibimos su comprensión hacia todo y jamás ofenden o pierden la compostura. Así es la prudencia, decidida, activa, emprendedora y comprensiva.
El valor de la prudencia no se forja a través de una apariencia, sino por la manera en que se conducen ordinariamente. Posiblemente lo que más trabajo cuesta es reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia, la gran mayoría de los desaciertos en la toma de decisiones, en el trato con las personas y todo ser vivo o formar opinión, se deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, una percepción equivocada de la realidad o la falta de una completa y adecuada información.
La falta de prudencia siempre tendrá consecuencias a todos los niveles, personales y colectivos, según sea el caso. Es importante tomar en cuenta que todas las acciones estén encaminadas a salvaguardar la integridad de los demás en primera instancia, como símbolo del respeto que debemos a todos los seres y a todo cuanto nos rodea.
El ser prudente no significa tener la certeza de no equivocarse, por el contrario, la persona prudente muchas veces ha errado, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallos y limitaciones aprendiendo de ellos. Sabe rectificar, pedir perdón y solicitar consejo.
La prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes nos rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.

Como alcanzarla:
·        El recuerdo de la experiencia pasada: Si una persona no sabe reflexionar sobre lo que le ha sucedido y a los demás, no podrá aprender a vivir. De esta manera la historia se transforma en maestra de la vida.
·        Inteligencia del estado presente de las cosas: El obrar prudente es el resultado de un “comprender” mirando la comprensión como la total responsabilidad, como el verdadero amor que libera de las pasiones para llegar al final de la vocación humana “el conocimiento”.
·        Discernimiento al confrontar un hecho con el otro, una determinación con la otra. Descubrir en cada opción las desventajas y las ventajas que ofrecen para poder llegar a realizar una buena elección.
·        Asumir con  humildad las limitaciones, recurrir al consejo de todas aquellas personas que puedan aportar algo de luz.
·        Discreción para confrontar las circunstancias. Esto sería que alguna acción mirada y tomada independientemente puede llegar a ser muy buena y conveniente, pero viéndola desde dentro de un plan de vida, de un proyecto de progreso personal, se vuelve mala o inoportuna
La experiencia es, sin lugar a dudas, un factor importante para actuar y tomar las mejores decisiones. Aprender o no esa es tu opción.

CELEBRO TU EXISTENCIA…

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