Desde
pequeños en la escuela los educaban en las materias llamadas Física y Química, y
se que para algunas y muchos resultaban muy aburridas, otros vivían con el
miedo constante al examen y la mayoría no entendía nada o casi nada. Al
mismo tiempo, los sábados por la tarde, sus mamás los enviaban a la según fuera
su religión, así, por un lado en la escuela, los enterában que todo se
movía por una serie de fenómenos a veces casuales y por el otro, en el templo,
que todo dependía de un principio divino como causa.
Ambos
caminos se atribuían la misma creación y la unidad del
Universo, ya fuera por haberse creado en el primer día por un Dios
inteligente que prevalecía y dirigía al mundo a su antojo, o simplemente,
como una consecuencia del desarrollo y la transformación de la energía en
material cósmico.
Pasados
más de 4 siglos la separación entre lo místico cristiano y lo científico,
continua a debate en el mundo occidental, pero ahora en pleno siglo XXI,
valdría la pena reconsiderar algunos de esos pensamientos con los que
atosigaron su niñez, no creen?...
El
gran Albert Einstein propuso que el Universo siempre había sido igual, de
alguna manera se reconstituía y por eso no hubo principio ni tendrá fin, para
demostrarlo pasó años armando su modelo basado en la conservación de la
energía, varias veces anunció haber hallado la respuesta, pero algo fallaba y
de nuevo debía comenzar… NADA TIENE PRINCIPIO NI FIN EN EL FINITO SERÁ VERDAD?
Georges
Lamaitre, quien además de astrofísico era un sacerdote jesuita, había estudiado
las ecuaciones de Einstein para llegar a concluir como todo eso debía tener un
principio, una creación; esto desde luego sonaba como una bofetada para los grandes
científicos, ¿cómo era posible eso era regresar al superado concepto de aquel
Dios creador?
En
1931 propuso como todo se había iniciado desde un huevo cósmico al que nombró
Hylam y por tanto el Universo no sería estacionario como pensaba Einstein y
otros grandes como Fred Hoyle. Por el contrario, además de tener un
origen se estaba expandiendo, esto origino la burla de los cosmólogos que
proponían el modelo estacionario del Universo y de esa sorna el doctor Hoyle le
apodo a la teoría del padre Lamaitre, el Big Bang.
Si
Dios creó al Universo – decían algunos - ¿entonces quien creó a Dios?, por esos
años en el gran telescopio de Monte Wilson, los descubrimientos de Edwin
Hubble insinuaban como en efecto el Universo se estaba expandiendo a gran velocidad
y por tanto debió existir un principio.
A
través de los novedosos radiotelescopios, se detecto un ruido de fondo lejano
que parecía demostrar ese momento inicial, le llamaron la Radiación de Fondo y
al comprobarse resultaba que el párroco tenía la razón. Por esta vez
ciencia y religión tocaban el mismo puerto, algo que parecía imposible,
el padre Lamaitre murió poco después de comprobarse su teoría como la
correcta, hoy se calcula que la creación de nuestro universo tuvo lugar hará
unos 13 700 millones de años.
Poco
después, connotados científicos como Julius Oppenhaimer opinaban: “Las nociones
sobre el entendimiento humano que se encuentran en la física atómica no están
en la naturaleza de las cosas desconocidas, no son nuevas, tienen su historia
en el pensamiento budista e hindú, donde ocupan un lugar central.
Lo que nosotros encontramos en la física atómica y subatómica son un
refinamiento de esa vieja sabiduría”.
Por
esos mismos años, Werner Heissenberg, amigo y rival de Einstein, propuso
la Teoría de la Incertidumbre, este principio afirmaba como “resultaba
imposible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento
lineal de una partícula”.
Tal
propuesta como la del padre Lamaitre sacudía los pensamientos de la época y provocaron
también la desaprobación pública de Einstein. Con tales descubrimientos
Heissenbreg pensaba además que la Física teórica se dirigía hacia la filosofía
mística del lejano Oriente, para así poder entender la sustancia
filosófica de la teoría cuántica.
“La
teoría cuántica y la relatividad – decía - nos obligan a ver el mundo de una
manera más hindú, taoísta y budista, esta similitud resulta aun más
fuerte cuando se trata de combinar las teorías para describir los
fenómenos del mundo sub microscópico”.
“Los
cambios producidos en la física moderna – explicaba Fritjof Capra – han
sido ampliamente discutidos por los científicos y filósofos en últimos tiempos,
y todo conduce hacia una misma dirección, hacia una visión del mundo similar a
la sostenida por el misticismo oriental”.
Al
respecto Niels Borh comentaba: “existe un gran paralelismo entre la teoría
atómica y las conclusiones propuestas por Buda y Lao Tse, ambas tratando de
armonizar nuestra posición como espectadores y actores para resolver lo profundo
de nuestra existencia”.
Ya
el Bhagavadguita, escrito hará más de cinco mil años, Krishna enunciaba entre
muchas otras afirmaciones que el Universo se había creado a partir de un huevo
cósmico, explicándolo a través de la expiración de Brahma cuando se expande y
su inhalación cuando se contrae para de nuevo comenzar, una lección cosmológica
que bien pudo haberse planteado hoy.
Hagamos
un nuevo paréntesis para recordar que el nacimiento de nuestra filosofía
moderna, comenzó desde las discusiones surgidas en Europa poco antes a la
revolución francesa.
Durante
mucho tiempo la disyuntiva consistía en aceptar el nuevo enfoque filosófico
material o el viejo espiritual, esto los llevaba al extremo de decidir entre
espíritu y materia. Que fue primero ¿la idea o la materia?,
dividiendo las corrientes entre idealistas y materialistas.
El
materialismo dialéctico sería la expresión más acabada de un modelo que
debía moverse por las fuerzas sociales, estas al entrar en contradicción fueron
la verdadera causa de la evolución de la humanidad, desde un mítico comunismo
primitivo, el feudalismo, el capitalismo, hasta llegar a un estado ideal futuro
que sería la dictadura del proletariado.
Al
mismo tiempo, el descubrimiento de las 4 fuerzas llevó al mundo científico a
segmentar aun más al Universo, pero por estos caminos sin corazón – diría Don
Juan – difícilmente se podría lograr la unicidad, por más y más teorías que se
generaban en los grandes círculos de la ciencia, su explicación resultaba sólo
mecánica, material y aislada.
En
nuestra filosofía Maya sabemos que el uno es parte del todo y no puede
separarse, hacerlo resulta solo una ilusión, el universo está en constante
actividad, es un Todo y no podemos sustraer cosas aisladas de él, se engaña
quien aparta los objetos y se deleita mentalmente con ellos.
Las
cuatro fuerzas descubiertas fueron la gravedad, atómica, electromagnética y
subatómica, Einstein murió buscando una quinta que las unificaba todas,
llamándole a su teoría el Campo Unificado, algo así como el Santo Grial
para los científicos de aquel tiempo.
Isaac
Newton, padre de la física moderna, fue el creador de la primera
teoría de la gravedad, cuentan la descubrió al analizar la caída de una
manzana y concluyó en proponer que la gravedad era el efecto de la atracción
entre las masas, siendo inversa y proporcional a su fuerza, también propuso que
la distancia entre los grandes objetos como el sol y los planetas se definía
esta atracción.
Unos
siglos después Einstein dijo: “Que me perdone Newton, porque mi Teoría de la
Relatividad demuestra que la gravedad se debe en realidad a la curvatura del
Tiempo y el Espacio”.
La
masa del gran objeto curva el tiempo y el espacio como si este fuera una fina
red y permite que los otros con menos masa se queden atrapados en esa
curvatura. Los soles están atrapados en la curvatura tiempo espacio de la
galaxia, los planetas están atrapados en la curvatura que produce el sol, las
lunas en la que producen los planetas y ustedes en el tiempo espacio de la Tierra.
Consideremos
el concepto de tiempo en el budismo, explica el Dalai Lama, el futuro no ha
llegado y el pasado quedó atrás, pero al hablar del presente, al terminar de
decir la palabra ahora, esta ya pertenece al pasado, esto podría llevarnos a
concluir que el presente tampoco existe, para negar no solo su concepto
mundano, sino también las propias experiencias.
¿En
qué situación nos coloca entonces esta observación?, desde luego, dice el Dalai
Lama, que la respuesta más satisfactoria sería asegurar que el presente existe,
pero es totalmente dependiente del pasado y el futuro. Esto a la vez los lleva
a concluir que todo cuanto perciben y experimentan surge como resultado de una
serie indefinida de causas y efectos relacionados entres si y toda su perspectiva
se transforma.
Comenzaran
pues a entender, por ejemplo, que todo el universo es un organismo vivo en el
que cada partícula funciona dentro de una cooperación con las demás y así se
mantiene el conjunto; si una de esas partículas perdiera el equilibrio, las
demás también, y en esto baso mi mensaje para ustedes de ser TODOS UNO Y UNO
TODOS, incluyendo aquí a todo ser vivo manifestado en el planeta, mineral,
vegetal o animal.
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