LLAVE 3

Vivir es adaptarse a toda circunstancia, si no solo contempla como todo ser viviente muestra una tenacidad sorprendente en mantenerse en vida, creciendo, y adaptándose a las condiciones en las que tiene que vivir.

Y tú qué sientes?

No hay sino dos sentimientos que puedas sentir: amor y miedo.
Generalmente se supone que hay innumerables clases de sentimiento, pero esto es una ilusión. Todo sentimiento, al ser analizado resulta ser uno de dos: amor o miedo.
¿Qué es violencia? Pues la violencia no es otra cosa que miedo disfrazado. Por ejemplo, el carbón negro es la misma cosa, químicamente, que el diamante, aunque parezcan tan distintos.
De la misma manera, la ira, el odio, los celos, la crítica, el egoísmo, no son sino formas disfrazadas del miedo.
El gozo, el interés, la satisfacción del éxito y del logro, la apreciación del arte, son formas en las que se manifiesta el amor.

La gran diferencia que hay entre ambos sentimientos es que el amor siempre es creador; y el miedo siempre destruye. Un sentido del amor reconstruye el cuerpo, alarga la vida, da inspiración, expansión de los pensamientos, abre los caminos en un centenar de direcciones y emociones, y domina los obstáculos.
El miedo destruye el cuerpo, aniquila la inspiración, paraliza todo sentimiento y cubre todo con un velo de negatividad absoluta.
A ustedes les toca decidir cuál de estos dos sentimientos ha de regir en sus vidas.
Aplica estás tres llaves mañana jueves y ve como transformas tu mundo.

Trataré de resolver los problemas de hoy. El mañana se resuelve solo. El destino pertenece a los que trabajan por el. Hoy me propondré algo para realizar; y si algo me queda por hacer, no desesperaré, pues conciente estoy que habré de culminarlo.

No pensaré en el pasado. No guardaré rencor a nadie. Practicaré la ley del perdón. Asumiré mis responsabilidades y no echaré la culpa a nadie por mis problemas. Hoy comprobaré que me amo y que este inmenso amor por mi me premia infinitamente.

Haré una buena acción a alguien. ¿A quien? No importa, buscaré a alguien para hacerlo, sin decírselo a nadie y, al llegar el término del día, comprobare que se me ha premiado con un día lleno de felicidad. ...Y sabré que mañana haré un día como hoy...