Acuéstate
tumbado(a) boca arriba con la cabeza hacia el oriente. Puedes acostarse en tu
cama o en la almizclada tierra o donde quieras. Es placentero acostarse a
meditar, en los floridos campos, o entre ese rumor encantador de los pinares selváticos,
donde las aves cantan.
También
puedes acostarte sobre las rocas de las montañas o en los acantilados del
tempestuoso océano. Las rocas amigas brindan consuelo a los humanos… recuerdas,
los Tuuniches?.
Coloca
tu cuerpo, u en forma de una hermosa estrella de cinco puntas y recibe energía
pura desde el cosmos.
Respirad
ahora como respiran los niños recién nacidos; observa como los pequeños y pon
atención en su forma de respiración, imítalos durante la meditación.
Que
hermosos son los niños recién nacidos; su respiración es ciertamente la del
ALMA DEL MUNDO, así respira el alma del planeta aún hoy.
El
olor de las criaturas recién nacidas, resulta silvestre, sabe a bosque, a
montaña, tiene esa magia de un no se que...
En las
inocentes criaturas sólo se manifiesta la esencia pura e indescriptible.
Ahora
pueden explicarse por si mismos el motivo fundamental por el cual los recién
nacidos son autoconcientes.
Sin
embargo las gentes mayores con mucha autosuficiencia, suponen que el recién
nacido es inconsciente.
Observen
a los niños recién nacidos; sus cuerpecitos en la cuna relajados tienen un
aspecto inefable.
Imiten
a las criaturas recién nacidas, relajen su cuerpo como los ellas lo relajan.
Que
ningún músculo quede en tensión, las piernas y los brazos de las criaturas
recién nacidas perecen de seda, verdad?... pues imaginen eso en ustedes.
Duermen
las criaturas recién nacidas
deliciosamente entre sus ilusiones felices y sin problemas de ninguna especie.
Imiten
a las criaturas inocentes durante la meditación interior profunda. Reconquista
la infancia en la mente y el corazón.
Eso es
meditación pura COMULGANDO TU YO INTERNO
CON EL INFINITO UNIVERSO
Practica
esto!
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