lunes, 26 de marzo de 2012

UBICA LAS OPORTUIDADES Y USALAS A LOS GRANDE!!!

Para lograr ubicar a las oportunidades y saber diferenciarlas de los hechos cotidianos y comunes se requiere lo siguiente:

Obviamente ¡Buscarlas!. Tal vez te lleguen solas, pero la probabilidad de encontrarlas será mas alta si las buscas. No se trata, de sentarte a ver pasar la vida. Para todo hay que afanarse, además, el dicho lo dice: quien busca, encuentra.

No desistir, la búsqueda puede tomar mucho tiempo, aquí también hay que ser muy persistentes. Puede ser que cuando están a punto de desistir, la oportunidad empieza a asomarse… ojo, ojo, ojo…

Hay que saber reconocer las oportunidades porque a veces vienen disfrazadas. Se quitan el antifaz ante acciones comunes de las cuales, a veces, no esperas nada. Por ejemplo ayudar a una persona desconocida a resolver un problema o una situación que le afecta; iniciar una platica amable con un desconocido (a); hacer un viaje del que no esperas obtener nada pero que es indispensable que lo hagas, incluso a veces de manera forzada.

Mostrarse sereno, con seguridad y afirmación lo cual te ubica entre los que tienen el mando como su elemento natural.

El trato dirigido para que, cuando alguien trate contigo, desentrañe en el diálogo todo lo que vales en aspectos como seguridad, conocimiento, cumplimiento, solvencia moral por lo cual te pudiera recomendar para los encargos en los que se requiera una presencia como la tuya.

Si, las oportunidades viajan sin parecerlo, pero alguien que tenga la mente abierta las puede descubrir y decir “este es mi momento”, “llegó la hora”, “de aquí soy” o como dijera mi amigo Arquímedes: “Eureka”, Claro que las oportunidades te pueden llegar sin que tengas que poner en práctica las cuatro acciones anteriormente recomendadas. Puedes triunfar tú, primero hallándote a ti mismo(a), sabiendo quien eres, que deseas y hacia donde vas y después encontrando los elementos con los que lucharas.

La mayor parte de las veces, las oportunidades se presentan acompañadas de arduo trabajo. Alguien decía que si creía en la suerte ya que había notado que entre más trabajaba, más suerte tenía. Las oportunidades, casi siempre traen la etiqueta con el precio y ahí es donde la mayor parte de la gente se desanima, se les hacen caras, las quieren fáciles, sin costo y sin esfuerzo. Prefieren no verlas. Hay que aferrarse, pegárseles, seguirlas de día y de noche, sin tregua, sin desanimo, encontrada la oportunidad, no hay que soltarla.

En el afán de encontrar las oportunidades, debes distinguir entre vivir, sobrevivir y vegetar.

Vivir, es disfrutar la existencia en todas sus bondades y sinsabores, esto último no por ser masoquistas, sino porque los reveses también dejan algo y enseñan, forman y hacen acumular experiencia. Agradecer el haber nacido, el tener salud, saborear la esperanza, disfrutar el éxito y disfrutar los gratos recuerdos. Vivir cada día como si fuera el último de tu existencia.

Sobrevivir, es vivir hoy sin responder por el mañana, es tener hoy, y mañana, quien sabe. Sobrevivir es la antivida. Es no querer esforzarse por labrar un futuro, es derrotarse sin haber peleado, es aventar la toalla, es nadar “de muertito” para dejarse llevar por la marea..

Vegetar es vivir por vivir, una vida vegetativa es vivir sin sentido. Ser por el solo hecho de ser, que es como no ser. Como cuando se cae en un vicio. Vegetan los desequilibrados y perturbados, los fútiles, los vacíos, los esclavos sin ocupación los vagos atenidos, los malvivientes. La raya que separa el vegetar del morir es muy difusa.

Vivir como se ha descrito, es otra de las condiciones para encontrar las oportunidades. Ahí están, sal a buscarlas, encuéntralas.

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