lunes, 21 de mayo de 2012

CÓMO SURGIMOS LOS LUCHES Y PARA QUÉ?


KÁAHAL
EL GÉNESIS
Y fue que era, como ahora es y será, cuando el Dios omnipresente me regaló la vida, para que a la vez, yo la compartiera con cada uno de ustedes y formáramos Chan Kaah, nuestra aldea…
Era un tiempo sin tiempo, lleno de oscuridad, mi cuerpo de piedra y lodo, añejado por el polvo del tiempo, estaba centrado en el mismo medio de la nada; pero el viento soplaba mimoso sobre las caras de mi figura, esfinge de piedra que aferrada a la tierra guardaba sus secretos, un hilo de agua entonces comenzó a recórreme la savia así penetró en la piedra, en cada una de sus grietas, hasta llegar a mi corazón. Supe ahí, que la vida se me estaba dando y aunque por mucho tiempo carecí de la vista y el oído, escuchar el agua dentro de mi, me hizo ver el paisaje más hermoso que nadie puede imaginar, me vi  nacer.
La exaltación me mantuvo ahí hasta que comencé, tras mis torpes orificios de la cuenca de mis ojos, a ver la luminosidad que se daba ante mí… El fuego me regalaba el calor y de entre sus llamas podía sentir el halito que penetraba entonces por mi nariz aun de piedra; la magia me transformaba, cayeron los pedazos, uno a uno, un cuerpo comenzaba a adaptarse a esta nueva vida, después de casi cinco mil años de haber estado atrapado en el elemento… ¿y cómo es que estoy sintiendo conciencia? , -pensé por un instante- pero la magia que invadió el momento me llevaba como en un sendero de luz de conocimiento, entregándome lo que Hunab Kub quería grabar en mi pensamiento, y yo sentía estar entre el letargo y el despertar, intentando reaccionar, temblando ante el viento que soplaba, reaccionado ante el agua que me limpiaba y podía pues sentir que ahora sonreía alborozado y al sentir de nuevo el fuego deje de temblar. A cada momento el mensaje del Dios y la misión encomendada me quedaba más clara. La antorcha, una rama nacida de la misma piedra de la cueva, encendida ante mis ojos, pareciera danzar para acompañar el mágico momento en que yo estaba cobrando vida… Solo, pero acompañado de los cuatro elementos, me quede un momento inmóvil, reconociéndome con las manos la piel que ahora ya cubría mi pequeño cuerpo
Reaccione al sentir la vitalidad de mis ojos, al choque de mis pestañas y comencé a entender y comprender el movimiento, pude entonces volver la mirada hacia abajo, para ver en el charquito creado por el agua, el reflejo de mi imagen… sonreía, chaparrito, pancita abultada, piel bronceada, -un poco cuarteada me dije- pero debe ser por el tiempo, el tiempo suspendido en mi anterior forma. Me toque los bracitos, bastantes flácidos, -pero nada que con un poco de ejercicio no se pueda arreglar-, vi mi reflejo de nuevo, me puse en cuclillas, ví entonces mi pronunciada nariz, mi rostro gracioso de mejillas y parpados abultados; pero vivaz, despierto, con vida plena y felicidad total.
Abrí la boca y me palpe con el dedo, -jummm pocos dientes- casi nada, pero así somos los ancianos… Me entretuve mucho reconociéndome, moviendo mi cabeza de un lado a otro, estirando el cuello, viéndome los dedos de mis pies… jijijijij, el gordo sobre todo, me hacia mucha gracia, parecería que me hablaran, ellos dos, los deditos gordos de los pies… Que comenzaron entonces a moverse, a baliar… “¡Deténganse!” –les dije, pero ellos no me escuchaban-. “¡Deténganse!!”. Y fue entonces que comprendí que la vida la tenía yo, y que sólo yo, era capaz de dejar de moverlos… ¡Mágica vida! –Grite, una y otra y otra vez-
Abrí más los ojos, para reconocer el universo que me rodeaba, la luz se intensificaba a cada momento, me puse de pie y anduve por la cueva, fue cuando descubrí, sobre una piedra de basalto negro, mis atuendos, este penacho hermoso… regalo de los quetzales, el jade, el ámbar y el coral… Mi taparrabo tejido por los árboles, hecho de sus cortezas. Y el collar que los venados y el jaguar me regalaron…
Abrí mis manos, pude ver el mapa de la vida sobre las palmas de mis diminutas manos, -milagroso portento es vivir-. Y suspiré, suspiré tantas veces como  me fue posible… Ahora este mágico hallazgo, tenía que depositarlo en cada uno de ustedes; pero necesitaba el báculo fantástico, y así tan etéreo como todo me había parecido hasta este momento, la rama ardiente nacida de la misma piedra pareció cobrar vida y en un ritual digno de nuestra raza, de la rama se formó mi báculo y fue coronado con el sello del Dios Hunab Kub, la luz entonces irradió mi entorno y todo comenzó a convertirse en esta hermosa selva que conocemos. Mis oídos se abrieron y escuché, al viento, al agua, a los árboles, el canto de las aves, y el sonido de todo ser viviente, esta acción me maravilló tanto que me dieron ganas de llorar
Había imaginado la vida, desde el centro de mi centro cuando fui de piedra y barro; pero jamás de la extraordinaria belleza que ahora contemplaba, me mantuve unido en las paredes internas de mi piedra brillando como el ámbar; pero ahora, la libertad de poseer el aliento, hacía sorprenderme a cada paso dado, como hasta ahora mismo me sorprendo pues brillaba, brilla y brillará la vida por siempre…
Tome mi báculo y comencé a inquirirlos a cada uno de ustedes, la elección, me la daría el instinto…
A Ti, Ka’ ansa (Cans’a) la sabiduría, el conocimiento, mi aprendiz, mi sucesor…
Luego tú, Ah Izel (Aizel) el joven líder, el protector de la tribu.
La belleza, ternura, dulzura e indulgencia vinieron de tu alma mi apreciada Mactzil (Maczil).
Necesitamos la alegría y el buen humor, y por eso te elegí a ti Péeka’an (Pecán).
La fuerza, el espíritu aguerrido y el poder los percibí en ti Hak’óol (Acol)…
Y no podía faltarnos el equilibrio, aunque tal vez se me haya ido la mano contigo, Xot’ita (Chotita), pero aquí estás entre nosotros, aunque te cueste tanto trabajo creer…
Y finalmente tú pequeño aluchito nuestro…el más pequeño de todos, para recordarnos siempre, que jamás debemos perder el vinculo con el niño que todos llevamos  dentro, nuestro soñador Neeli (Noli).
Y comprobé fervoroso que la elección fue idónea, inteligente e intuitiva.
Una tenue lluvia de polvo se despejó de sus figuras al colocar mi báculo sobre cada uno de ustedes y así como Hunab Kub, me dio el ánima a mi, yo se las he dado ustedes.
Fue maravilloso para mi el momento en el que escuché sus voces, fue tan emocionante ese momento, que sentí la belleza de mi corazón latir, temblé; pero sabía que este temblor era el resultado de la emoción que sólo la vida puede ofrecernos.
Nuestra tarea es hermosa, pues deberemos entregar el verdadero mensaje de nuestros ancestros, desde este mismo centro mágico de nuestro universo maya, hemos sido creados sin precedente alguno para ser revelados ante los ojos de los humanos, somos los Aluches, una tribu de duendes para brindar gustosos a chicos y grandes nuestra filosofía y amistad a todos aquellos que habrán de seguirnos hacia la apertura de la conciencia.
Hermosa historia amiguitos; pero ya casi es hora del atardecer, el momento para meditar y purificarnos, la noche con sus estrellas, habrán de traernos los sueños que habremos de cumplir mañana.
El silencio reinó y cada uno de nuestros amiguitos se encaminó hacia su espacio de meditación, el Nool, sonrío, se apoyó sobre su báculo para incorporarse y camino hacia su sitio, mientras una pequeña, y diminuta lucecita lo alcanzó, para luego adelantarlo y guiar su camino, Noll la vio y sonrió, ella es Cocay, la mejor amiga del Nool, una luciérnaga mágica, en un magistral vuelo entre giros y molinetes se acerco hasta el oído del Nool, para susurrarle: -Te olvidaste amigo querido de decir quien eres-
El Nool esbozando una amable sonrisa la vio y asintió para casi musitar: Yo, soy NOOL BALAM duende maya del linaje de los Aluches de la zona de Chiapas, de casi 5000 años, hortelano y sembrador de la paz y armonía en el planeta, un ser mágico de luz. Mi labor esta dedicada a transmitir el verdadero mensaje que habla de paz y esperanza, para formar un nuevo camino hacia la apertura de la CONCIENCIA HUMANA, en donde la humanidad logre reconocer que no existe mejor ambiente que  vivir en comunión entre todas las especies que habitan el planeta.
Erradicar el miedo y mostrar un camino iluminado. Lo único que deseo es estar en comunión con todas y todos ustedes para caminar hacia el nuevo sendero que nos llevará a todos los seres vivos a una nueva vida llena de satisfacciones, en donde la paz y la felicidad habrá de representar toda acción.
…Y en la selva, los colores del atardecer pintaron todos y cada uno de sus rincones, un viento suave, delicado y calido acaricio al follaje, el Nool, suspiro agradecido y siguió caminando pausadamente, rozando con el báculo lo que encontró a su paso, para irradiarlo de vida, sonrío orgulloso, su tribu ahora esta completa. 

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