domingo, 13 de mayo de 2012

LA ELECCIÓN DE AH IZEL

Ah Izel, estuvo durante mucho tiempo volando y viajando por la basta zona maya en busca de su destino, él es un quetzal, el ave que representa a la cultura de nuestros ancestros, un día subí hasta la copa de una enorme ceiba y ahí lo encontré, él asombrado de mi existencia se acercó a mí para preguntarme:
- Quién y qué eres pequeño y diminuto ser?
- Soy el Nool… un duende maya animado por el mismo Hunab Ku para entregarle un mensaje a la humanidad…
Ah Izel, sonriente dijo:
-Qué bueno, porque yo también necesito de un mensaje, por favor, te ruego que me impartas una instrucción para aproximarme a la verdad. Tal vez tú dispongas de alguna enseñanza secreta.
Después de mirarlo unos instantes, le dije:
- Ah Izel, el gran secreto está en la observación. Nada escapa a una mente observadora y perceptiva. Ella misma se convierte en la enseñanza.
- ¿Qué me aconsejas hacer? – me dijo entonces.
- Observa –le dije-. Acércate a una poza con cascada, quédate a la orilla, y observa cómo el sol se refleja en sus aguas. Permanece observando tanto tiempo como te sea necesario, tanto tiempo como te exija la apertura de tu comprensión.
Durante días, Ah Izel se mantuvo en completa observación, sentado a la orilla de aquel mágico paraje natural. Observó el sol reflejándose sobre las aguas cristalinas unas veces tranquilas, otras encrespadas. Observó las leves ondulaciones de sus aguas cuando la poza estaba en calma y las ondas que se creaban pertubadas cuando llegaba la tempestad. Observó y observó, atento y ecuánime, meditativo y alerta. Y así, paulatinamente, se fue desarrollando su comprensión.
Su mente comenzó a modificarse y su consciencia a hallar otro modo mucho más rico de percibir.
Un día Ah Izel, muy agradecido, llegó a Chankaah, al verlo me acerque a él y sonriéndole le dije:
- ¿Has comprendido a través de la observación? -
- Sí -repuso satisfecho Ah Izel-. Llevaba tiempo efectuando los ritos, asistiendo a las ceremonias más sagradas, leyendo las escrituras, pero no había comprendido. Unos días de observación me han hecho comprender.
Lo vi fijamente y le dije: El sol es nuestro ser interior, siempre brillante, poderoso, inafectado. Las aguas no lo mojan y ninguna perturbación por fuerte que sea lo alcanzan; es ajeno a la calma y a todo lo que a los demás pueda perturbar.
Si dijo Ha Izel, con una profunda comprensión en su mirada para agregar- Siempre permanece, inalterable, en sí mismo.
– Ésa es una enseñanza sublime –le dije-, la enseñanza que se desprende del arte de la observación. Toma en cuanta querido quetzal que todos los grandes descubrimientos se han derivado de la observación diligente. No hay mayor descubrimiento que el del Ser.
Observa y comprende.
Desde ese día supe que Ha Izel, sería un miembro más de mi aldea y que en él, depositaria yo, la confianza de la observación. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar, favor de registrarte.